Hombres a caballo, que merodean solitarios la llanura, que cabalgan al margen de la ley, beben en bares, buscan venganza y botines. Dicho así, puede aplicarse tanto al western cinematográfico como a la literatura gauchesca, a Clint Eastwood o Martín Fierro. En esa grieta se sitúa Aballay, un hombre sin miedo, la película que se estrena hoy y que dirige Fernando Spiner, inspirado por el relato de Antonio Di Benedetto.
Nazareno Casero, uno de los actores, explica a VOS: "Tienen muchas relaciones el western norteamericano y la gauchesca: hombres a caballo, la ley del más fuerte. Pero también hay diferencias, como la canonización pagana de varios gauchos en los que se creía con devoción. En ese sentido, la película es una buena mezcla, hay persecuciones en diligencias, acción y hasta un paseo en carreta en el que se canta la Marcha de San Lorenzo".
Nazareno interpreta a Julián, un joven cuyo padre murió asesinado en manos de un gaucho temible: Aballay, interpretado por Pablo Cedrón. Julián crece y busca su venganza, mientras Aballay persigue una posibilidad de redención. Spiner, el director, que ha trabajado con películas de género antes (ciencia ficción en La sonámbula y Adiós querida luna) dijo a Télam en relación con el western: "El cuento de Di Benedetto tenía algunos elementos que me tiraban mucho para ese lado y me parecían interesantes. En primer lugar porque es una historia que transcurre en grandes extensiones sin ley y después porque está la figura del hombre a caballo, el duelo y la venganza".
Para Spiner, lo importante es que esos tópicos coinciden y, a la vez, configuran en el país un género argentino "genuino", en cine en casos como el de los westerns que dirigían Hugo Fregonese y Lucas Demare. "Uno de los desafíos fue cómo hacer un abordaje del mundo gauchesco de una manera diferente, saliéndonos de lo acartonado de las estampitas escolares y alejándonos de los arquetipos", agregó el director.
De rodajes y revanchas
En primer lugar, director, actores y elenco se trasladaron durante el mes y medio de rodaje a Tucumán, a la localidad de Amaicha del Valle, en los Valles Calchaquíes, geografía ideal para el clima desértico de la historia. Allí, trabajaron al lado de los amaicha, una comunidad indígena de origen diaguita que participó en el filme de varias maneras y que hoy usa la pulpería construida para la filmación como centro cultural. "Fue muy importante para la película instalarnos allá ese tiempo", añade Casero.
Nazareno Casero aclara que nunca fue un gran seguidor del western, pero que no se resistió a la tentación de contar una historia de tiros, persecuciones y cabalgatas. Una vez seleccionado el equipo, trabajaron con muchos ensayos previos, desde para intentar ver cómo hablaría una persona de 1900, hasta para definir los detalles de la vestimenta y la forma de montar.
"Mi personaje busca venganza, pero a lo largo de la película se da cuenta de que no va a saciar su sed y aplacar el dolor que siente, entiende que es tan jodida la violencia para el que la sufre y el que la infringe", añade, y cita una frase del filme: "Matar es terrible, lo que viene después es peor".
Para Spiner, esta es una película sobre la culpa y el martirio en versión criolla, una "adaptación libre" de una historia que sucede en la Argentina en una zona histórica que no se declara: no está anclada en una época ni en un lugar real y eso le da al relato un aura de atemporalidad. La idea es atrapar al espectador y llevarlo a la aventura de un mundo que ya no existe, con reflexiones sobre la moral y la revancha.
La película ya participó en varios festivales y compartió el premio del público con De Caravana en el Festival de Mar del Plata. El primer preestreno que se hizo del filme fue en los Valles Calchaquíes, ante la comunidad de los Amaichas. Nazareno recuerda que lo más importante a la hora de crear su personaje fue el verosímil: "Lo más importante fue controlar los modismos para hablar, limpiar muletillas. Después, recordar que la expectativa de vida era menor, o sea que a los 20 años, el pibe ya era un adulto. Al final, recordar eso en cada escena y mantener una línea".
Di Benedetto y el cine
Antonio Di Benedetto nació en Mendoza en 1922 y murió en 1986. El escritor siempre decía que le hubiera gustado dedicarse más a escribir historias para el cine, y en varias de sus narraciones se nota esa mirada cinematográfica, que hizo a sus textos tantas veces adaptables a la pantalla grande. Zama, su más reconocida novela, fue llevada al cine por Nicolás Sarquís en 1985, con Charo López y Ramón Del Río, pero problemas en el rodaje hicieron que tuviera apenas unas escenas terminadas y nunca se concluyera. Hace poco, en 2005, el director Juan Villegas filmó una versión de Los suicidas, con Laura Agorreca, Eugenia Alonso y Leonora Balcarce. En las décadas anteriores también los textos de Di Benedetto se convirtieron en películas: Chiquilines (1991), de Mario A. Mittelman; y El juicio de Dios (1979), un drama escrito por Hugo Fili y Di Benedetto.
Ficha
Aballay. Dirección y guión: Fernando Spiner. Autor: Antonio Di Benedetto. Con: Pablo Cedrón, Claudio Rissi, Nazareno Casero, Gabriel Goity. Fotografía: Claudio Beiza. Música: Gustavo Pomeranec. 100 minutos. En: Showcase, Gran Rex, Cinerama.
Aballay: un western con gauchos
El actor Nazareno Casero y el director Fernando Spiner adelantan cómo es "Aballay", el western criollo que estrena este jueves, entre gauchos y cowboys.
21 de junio de 2011,