La tentación es lógica: Carancho tiene a Martina Gusmán y a Ricardo Darín como protagonistas, y ella es –además– la esposa del director Pablo Trapero. La pregunta del millón, o la pregunta que se repite un millón de veces, tiene que ver con las sensaciones de los tres ante una situación de rodaje aparentemente incómoda... si no se tratara de tres profesionales haciendo su trabajo. Por suerte, el momento pasa rápido, entre chistes, detalles simpáticos y alguna que otra confesión de partes.
Es que la historia en torno al sexto filme de Trapero va mucho más allá de esa anécdota que podría empañarlo todo, aunque resulte simpática: es un policial negro, es también un filme romántico, y al mismo tiempo retrata una historia demasiado real y dolorosa, como la de los abogados que van detrás de los accidentes de tránsito en busca de clientes, no de seres humanos.
Números
"En Argentina mueren en accidentes de tránsito 22 personas por día. 8.000 al año. 100.000 en la última década. Esto sostiene un millonario negocio en indemnizaciones". La premisa es fuerte. La suerte y la desgracia están echadas. El filme empieza el jueves a correr en las salas argentinas, sin cinturón de seguridad: la presencia de Ricardo Darín, a un par de meses del Oscar a El secreto de sus ojos, no asegura el éxito aunque le da un plus. "No me gustaría que la gente se confunda –dice Trapero–, porque se empiezan a generar competencias. Son películas distintas. Por suerte tenemos esa situación extra que nos debería acompañar, pero recomiendo que se despeguen de eso y que vayan porque Ricardo hace un laburo increíble y Martina hace un laburo buenísimo".
Trapero pisa el freno. La cercanía con El secreto de sus ojos, el último gran fenómeno del cine argentino es un arma de doble filo. "Carancho tiene un lenguaje en el que si no entrás y te quedás esperando otra película" podría decepcionar.
Martina Gusmán interpreta a Luján, una enfermera de una guardia hospitalaria que se encuentra con el abogado que compone Darín (Sosa), en un papel diametralmente opuesto. Ella ve a la persona que debe salvar, no a una mercancía. Para componer al personaje no sólo se arremangó sino que se puso el delantal de médico e hizo guardias durante seis meses en un hospital de González Catán.
“Me pusieron como practicante del jefe de guardias. Estuve durante seis meses yendo una vez por semana”, dice, y cuenta que usó el delantal porque no se puede estar de civil en el nosocomio. “Al principio era como la actriz, pero después me empezaron a hacer parte del grupo. Es como una familia, están 24 horas juntos, Navidad, Año Nuevo. Poco a poco empezás a ser una más. De pronto me di cuenta de que hacía cosas naturalmente, como la forma de colocar los guantes, tomar la presión, interrogar a un paciente”, relata. También hizo un curso de primeros auxilios, lo que la acercó a una médica de emergencias, “lo más alejado a lo que es mi vida”.
La película es pura ficción. Cualquier parecido con la realidad... se sabe, es coincidencia. De todos modos, los números que obran como disparador hablan por sí solos. “Las cifras que se denuncian al principio no son ficticias. Están en todas partes, no hay que hacer un esfuerzo para conocerlas”, dice Trapero, quien nunca se tentó a salirse del registro ficcional.
Varias realidades se cruzan. La mafia de estos abogados “carroñeros”; la entrega de los médicos; la situación de los hospitales públicos. Para el director, la situación de la salud pública le genera algo de angustia pero mucha más admiración. “Sabemos que en este país lo público fue arrasado en distintas épocas, y sin embargo los hospitales siguen existiendo, con sus deficiencias. Para mí es como un privilegio que todavía tenemos, a pesar de que es obvio que todos quisiéramos que funcionen mejor.”, dice. Y va más allá cuando afirma que “una de las cosas que hace que eso funcione es el compromiso silencioso de mucha gente que se rompe el culo toda su vida”.
Contacto físico
La urgencia no sólo tiene que ver con el contexto hospitalario de la historia, sino también con el clima de veracidad que se le imprimió a Carancho, filmado "en las locaciones reales, en el contexto real", según cuenta Martina. "Estuvimos casi siete semanas en la noche del conurbano, en las rutas. Había como un clima de urgencia siempre, y el ámbito era propicio".
La actriz de Leonera y Nacido y criado agregó que los personajes son "muy sensoriales, corporales, físicos". La construcción de los roles tuvo que ver con ese grado de compromiso: "Es difícil ser un médico de emergencias si no ponés el cuerpo a lo que hacés. Esta enfermera tenía que poder meterse dentro de un accidente, reanimar a una persona, tener su vida en las manos. La historia de amor también es corporal y verosímil".
Sexo difícil
“Lo único que no logré es que se callara”, bromea Ricardo Darín sobre el rol de Trapero cuando estaba en una escena de sexo con la esposa de éste. Y el director ríe cuando el actor agrega que de todas sus escenas de sexo en el cine fue la que atravesó con “mayor placer”. “Nos divertimos, lo desacralizamos, lo hicimos como debe ser”. Para Trapero hay como una fantasía común: “Cualquier persona que estuvo parada en un set sabe que lo peor que te puede pasar es hacer una escena de sexo... es el lugar menos propicio para enfiestarte”. Y va un poco más allá: “Para mí, como director, tiene el mismo valor filmar una escena de sexo que una de autos. En las dos hay elementos que se mueven en una pantalla, aunque parezca ridículo”.
Martina se reconoce incómoda ante esa circunstancia. “Estaba muy nerviosa. Y eso que habíamos charlado un montón sobre cómo iba a ser. Cuando Pablo empezó a escribir el guión yo lo intentaba disuadir, y me decía: es una historia de amor, un policial negro... no puede no tener una escena de sexo. Por suerte Ricardo pone mucho humor, genera un clima súper lindo”.
Riquelme y Verón. Tanto Pablo Trapero como Martina Gusmán se mostraron felices de que Ricardo Darín integre el elenco del filme. Ella, porque nunca había trabajado "con un actor con tanta trayectoria como Ricardo". Él, porque trabajar con un actor como Ricardo es "como tener a Riquelme o Verón en el equipo. Sabés que le das la pelota y sabe qué hacer". "Hay actores que son geniales, pero con los que compartir un rodaje es una pesadilla. Richard no es así", elogia.
Carancho
Drama
Dirección: Pablo Trapero. Con: Ricardo Darín y Martina Gusmán. Estreno: jueves 6 de mayo.