Cuando Sony le propuso a Joe Cocker grabar un disco de canciones radiables que funcionara en Europa, ni la discográfica ni él mismo imaginaron que Hard Knocs iba a hacer tan bien su trabajo. Número 1 en ventas en Alemania, 2 en Suiza, 4 en Austria y con menciones en los charts de buena parte del viejo continente, el material le dio nuevos ímpetus a las giras que jamás ha dejado de hacer y apuró la edición de un sucesor, que según él mismo estará listo en menos de 6 meses.
Pero volviendo a Hard Knocks, álbum que Cocker mostrará este sábado en el Orfeo, hay que escucharlo para entender las razones de su performance. Sobrio, con la misma voz áspera de siempre y seguramente con el mismo movimiento extraño de manos, el viejo Joe explora su faceta más R&B con perlas como So it goes, el confesional Hard knocks o I hope, el único tema que no es suyo y con el que homenajea a las Dixie Chicks; puede ponerse funky para Get on o The fall; y desgarrar baladas de cuidado tono meloso como So o Thankfull, y en todos los casos sonar vital y coherente con su propia leyenda.
No es poco para sus 68 de vida y 50 de carrera.