Alejado de los paisajes acústicos que caracterizaban al doble Las crónicas del viento, Lisandro Aristimuño decidió imprimirle un sonido más directo a Mundo anfibio, el disco que viene a presentar a Córdoba el sábado. Se trata del álbum más rockero en la carrera del músico, un trabajo con una carga agresiva palpable y un trasfondo levemente apocalíptico (la adaptación y supervivencia del hombre moderno), pero que a la vez trae un mensaje esperanzador para el futuro.
"El disco es bastante grande en cuanto al audio y a todos los instrumentos que utilicé", explica Aristimuño al teléfono, desde su estudio de grabación. "En el recital somos nueve integrantes sobre el escenario: un cuarteto de cuerdas y mi banda de siempre, los Azules Turquesas, formada por batería, percusión, bajo, guitarra y yo con la acústica. Además, utilizo bastantes cosas electrónicas que no las había usado antes en vivo, equipos análogos que aportan algo nuevo. Y también llevamos unas visuales para esta gira, a cargo de unas chicas que hacen toda la parte gráfica. En total somos como 13", se entusiasma.
-El sonido de guitarras y baterías está al frente en todo el disco. Imagino que fue algo deliberado de tu parte.
-Sí, claro. Va con el concepto general del disco, era un cambio que quería mostrar. Estuve como un año y medio en la previa, en la producción. Quería poner la cosa un poco más dura y directa. Mundo anfibio ya es un título bastante grande, un mundo donde la gente muta para poder sobrevivir en el sistema. Mi idea era que la poesía y la música fueran más directas, con menos dobles sentidos, a diferencia de mis discos anteriores, en que la metáfora está muy marcada. En éste, preferí que hubiera una lectura más precisa. Y a la vez elegí la percusión y las guitarras eléctricas en un tono firme. Así está más marcado el género del rock, para que tenga esa crudeza y esa sinceridad.
-Y para ese propósito llamaste a uno de los mejores guitarristas eléctricos de nuestro país.
-Exactamente, tuve la suerte de contar con Ricardo Mollo. Fue maravilloso poder contactarlo y tenerlo en dos canciones. En una canta (Un dólar, un reloj y una frase sin sentido) y en la otra toca la guitarra (Traje de Dios), donde hace un solo increíble. Jamás hubiera imaginado que en un disco mío hubiera un solo de guitarra, pero viniendo de quien hablamos, había que aprovecharlo. Me sugirió meter un solo ahí y fuimos con eso. La colaboración con él se dio de forma muy natural: hablamos por teléfono, me pidió que le enviara el tema, investigó en su casa y después trajo una guitarra, un equipo y los pedales adecuados para el sonido de la canción. Digamos que hizo los deberes antes.
-En tu música siempre están presentes los paisajes: el sur bucólico, el caos de las ciudades... Esta vez, lo planteás desde el título.
-Creo que todos los seres humanos tenemos algo anfibio, por el hábitat del que venimos. Es una lectura un tanto juguetona y metafórica de lo que ocurre en nuestra vida. Pienso que si seguimos así, en el futuro vamos a tener que hacer casas debajo del agua, porque ya estamos destruyendo muchas cosas naturales, matando animales porque sí. Matar un animal para ponerte un tapado es algo muy raro, debería penalizarse fuertemente. O la forma en que matan animales para que comamos, es una salvajada, no hay sentido común por parte del ser humano. El mundo está cada vez más individualista, las personas están pensando en su propia vida. Mundo anfibio es eso, el hecho de cómo el sistema moderno nos pone cosas en frente y nosotros debemos adaptarnos y mutar para poder seguir viviendo dignamente. Uno se encuentra por la calle a gente que camina mirando una pantallita de celular, que se choca con otra... Es algo que me sorprende y me sirvió como disparador para la temática de este disco.
-El tema "Aunque no estés aquí" puede interpretarse de varias formas.
-Mucha gente piensa que esa canción es para alguien que está muerto, y en realidad está dedicada a mi hija Azul, cuando todavía estaba en la panza. Pero viste que todos escuchan que alguien "no está aquí" y tienen el chip pensar que está muerto. En realidad, ella estaba viva pero adentro de la panza. Es decir, no estaba aquí en el sentido de la tierra, en el sistema. Quise cerrar el disco con eso, con una visión del futuro. Es loco, porque la gente lo toma como algo negativo: una vez que finaliza el quilombo de Mundo anfibio, que arranca con tambores africanos, algo feroz (se refiere a la canción Elefantes), llega ese tema y piensa que la persona se murió. Al contrario, nace una vida y hay un mañana. Es el disco más positivo que hice.
-Un mañana, una visión esperanzadora... ¿Puede haber algo de Spinetta ahí?
-Otras personas piensan que está dedicada a él. Justo te conté de lo que trata, pero no me gusta explicar mis canciones, para que la gente pueda tomarlo como algo propio y así ponerle su visión a eso. Me gusta que exista la duda. Eso es lindo en la música, que cada quien la haga suya. Si a mi canción no la escucha nadie, no existe, es nada.
-A través de tu sello editaste al cordobés Martín Bruhn. ¿Cómo diste con él?
-Hace dos años, yo estaba de gira por España, presentando Las crónicas del viento. Él se contactó conmigo a través de Internet, me dijo que era un cordobés viviendo en Madrid. Así que nos juntamos en un bar, me pasó un demo y ese demo era Criollo, que luego edité por Viento Azul. A fin de año viene a Argentina a presentarlo, y voy a acompañarlo en su banda. Ese disco me pareció muy novedoso, un folklore electrónico muy raro. Me doy el gusto de hacer esas cosas con mi sello.
-Más allá de lo que dicten los números de venta...
-Soy simplemente un servidor de la música. El error del músico es creerse más que la música. Para mí es como la tierra, hay que devolverle siempre lo que te da. Incluso varias veces me ha salvado la vida, gracias a ella he salido de depresiones fuertes, me ha llenado el corazón de nuevo y me ayudó a seguir adelante en el camino. Siempre intento devolver, ayudar a otros colegas. Lo que va a salvar a la música, al menos en nuestro país, es que nos demos una mano entre todos.
El show. Lisandro Aristimuño en Quality Espacio (Av. Cruz Roja 200). Sábado desde las 22. El cantautor presenta oficialmente su nuevo disco Mundo anfibio. Anticipadas de $ 65 a $ 135 en puntos de venta de Autoentrada en los shoppings de la ciudad y en ambas sedes de Quality.