Corría 1999 y faltaban aún un par de años para que Gran Hermano, el reality más popular del mundo, se emitiera por primera vez en Argentina, cuando Gastón Duprat y Mariano Cohn rompían el molde de la pantalla con su programa Televisión Abierta. Dándole micrófono a los más increíbles y disímiles ciudadanos anónimos, el programa desplazaba por primera vez a la farándula del centro de la escena y depositaba las miradas en la gente común y corriente, con su idea madre: cualquiera puede salir en televisión. La idea pegó fuerte y convirtió a personajes ignotos como la entrañable abuela "Fita" en figuras de la TV. O mejor, descendió de los cielos a estrellas (como Charly García) y los mostró como seres terrenales, hasta vulnerables.
"Televisión Abierta fue el primer programa que hicimos y fue un hito. Se emitió varios años antes de que exista YouTube o el concepto de reality, fue y es un formato de avanzada, muy adelantado a su época. Es un programa que perdura, a pesar de que sólo salió al aire cuatro meses. Hemos hecho versiones en muchos países del mundo como Egipto, Francia o Japón, entre otros. El programa, además, rompió muchos juicios y prejuicios vetustos sobre la tele y sobre la participación y el rol del espectador" cuenta Gastón Duprat en las horas previas de su regreso a la televisión.
Un par de años después y luego de la repercusión de Televisión abierta, la dupla creativa volvió a la carga con Cupido, un programa que retomaba la exitosa y ya probada idea de juntar "solos" y "solas" en la pantalla (como el fundacional Yo me quiero casar y usted, de Roberto Galán) pero con una mirada y estética innovadora que la convertiría en una propuesta única y superadora. Nacido en la señal de música MuchMusic, el ciclo de citas promulgaba un eslogan que a su vez funcionaba como un auténtico postulado: "Cupido, el primer programa de televisión en contra de las apariencias y a favor del corazón".
Transcurría la resaca siliconada de los años de 1990 e ir en contra de esas apariencias era al menos transgresor. Una vez más, la gente común y corriente, en este caso jóvenes, se adueñaba de la pantalla. Enmarcados en una escenografía austera de apenas dos sillones y con un locutor en off que servía de mediador, los participantes se entregaban a ciegas a un juego de seducción de una hora. "Era un programa muy innovador, que estiró los límites de la televisión. Era y es un programa políticamente incorrecto, corrosivo y muy ácido. Creo que Franco Torchia, el conductor y guionista del programa, es el mejor conductor de la televisión argentina, un virtuoso del oficio. Cupido debe su éxito a Franco, que es el corazón del programa, dueño de un discurso verdaderamente lujoso para le tele" dice Duprat.
La participación de este Cupido virtual fue determinante. Encargado de guiar a los participantes hacia la conquista y la seducción uno del otro, construyó un lenguaje único, que incluso se prestó a diferentes lecturas: la parodia, el mensaje entre líneas, el guiño cómplice con cierto tipo de televidente, o para algunos, incluso la burla. "Tanto Cupido como Televisión Abierta comparten algo: lo inasible de su discurso, su entreverada línea editorial, cruzada y contradictoria, políticamente incorrecta, filosa e incómoda. Además, se trata de programas que en sí mismos son discursos sobre el propio medio, la televisión", añade Duprat.
Durante estos nueve años de ausencia, lejos de desaparecer, Cupido se ha mantenido vivo gracias a las redes sociales y se ha convertido en un aunténtico programa de culto. En Internet se crearon muchísimos grupos que impulsaban y "exigían" el regreso del ciclo y los clics en los videos subidos se cuentan por millones. "De alguna manera, Cupido siguió saliendo al aire por YouTube. Además, sigue siendo muy recordado y festejado, a la distancia podemos decir que fue un hito de la tele. A pesar del supuesto auge de las redes sociales, la gente sigue estando sola y muy aburrida, por lo cual Cupido tiene su utilidad asegurada. Tenemos récord de postulantes al programa, tanto de Argentina como del resto de Latinoamérica. La experiencia de Cupido, la cita a ciegas en la circunstancia que propone el programa, sigue siendo una propuesta muy atractiva, por fresca y disparatada".
El nuevo Cupido
La idea de regresar siempre estuvo latente para la dupla creativa Duprat-Cohn, pero las condiciones y el pesado ritmo de trabajo de los directores de El artista y El hombre de al lado conspiraron para que este retorno se tome algunos años. "El apoyo que nos brinda el canal TBS fue una de las razones, tanto desde lo artístico como desde los aspectos técnicos y de producción para la vuelta. Además, todos los que lo hicimos estábamos disponibles (y vivos después de tantos años, 11 exactamente): Franco Torchia, el conductor y guionista; la productora ejecutiva Sofía Condisciani; nosotros con Mariano como productores generales y Alicia Dayan al frente del canal, en aquel momento MuchMusic, ahora en TBS. Otra razón es que consideramos que el formato y el discurso del programa sigue siendo tan fresco y disruptivo como en aquel entonces", justifica Duprat.
Aunque la idea en el regreso es mantener la esencia del programa intacta, como en toda saga televisiva, este nuevo ciclo trae algunos cambios. Adelanta el productor: "Todos coincidimos en respetar las cuestiones centrales del formato anterior: el ascetismo formal, combinado con un lenguaje oral frondoso y un sistema de producción muy singular, único para la televisión. De todos modos el programa tiene nuevas ideas: la participación del escritor Alberto Laiseca en un consultorio sentimental, una escenografía fantástica, la música original creada especialmente por Sergio Pángaro, y secciones y micros nuevos muy divertidos, entre otras sorpresas. En esta nueva etapa está mejor que nunca".
Para ver
Cupido.Viernes a las 23 por la señal de cable TBS veryfunny. La nueva edición del ciclo se verá todos los lunes, miércoles y viernes a las 23, y repetirá los sábados a las 14 y los lunes, martes y miércoles a las 11 y a las 18.